viernes, 16 de noviembre de 2007

Necesito

Un milagro que me devuelva mis mensajes en post-it y/o una lobotomía.

viernes, 7 de septiembre de 2007

La moda de la originalidad - Adolfo Bioy Casares

"En los años que vivimos la busca de la originalidad se ha convertido, entre los escritores, los artistas y sus adláteres, en un auténtico movimiento de masas, o dicho simplemente, en una moda, que es la negación de la originalidad."

Sobre los homenajes

Si no escribo más seguido en este blog no es por falta de tiempo. Es sólo falta de ingenio: no tengo tanto adentro.

Es por eso que inauguré con S.K (no podía ser de otra manera) mi nueva modalidad de micro-homenajes. Sí, sí, todo debe ser micro.
Estos micro-homenajes están muy alineados con mi página de Stumble, todo en ella es homenaje por selección. No hay nada que me tenga más orgullosa que esa galería que he construído de todo lo que amo. Espero que este blog también se convierta en mi selección, pero esta vez de textos.

martes, 28 de agosto de 2007

Test

jueves, 2 de agosto de 2007

Max

Fue en la calle y a primera vista. Ese mismo día vivían juntos y tenía un acuerdo tácito: no habría sexo.
Max un día no aguantó el deseo y mordiéndola salvajemente, la violó.
Al volver en sí gimió lastimero y se quedó lamiendo la mano de su ama muerta.

lunes, 16 de julio de 2007

Titular "La Cuarta": Encuentran a joven descuartizada en el Mapocho

El grito lo despertó. Distinguió en aquella voz el tono de la verdadera desesperación.
Sopesó los pro y los contra y hacía frío.

jueves, 12 de julio de 2007

miércoles, 11 de julio de 2007

Sara

Aunque cuando se levantó vio un polvo blanco en las líneas de manos, no le dio importancia. De tarde todo su cuerpo transpiraba pequeños cristales y se resecaba. Entre los pedazos resquebrajados fluía sangre y sal.

lunes, 2 de julio de 2007

Enumeración de indignaciones

Claro, hay muchas cosas que me indignan de este país de mierda, como de seguro me hubieran indignado otras, de otros países de mierda si fuesen nuestra mierda. Pero no. Nací en Chile, vivo en Chile. Dios.

Aquí las clases sociales se reconocen unas a otras a primera vista, a primera oída. A diferencia de muchos otros lugares, el componente étnico es determinante en la mayoría de los casos para saber de dónde es una persona. Para cada tipo de persona hay un barrio y si te mueves de ahí eres un extraño, un invasor.

Aquí si naces rico casi de seguro morirás rico, y viceversa. La movilidad social es un chiste. Las redes son prácticamente estáticas y se forjan en los colegios de elite, en las universidades privadas y en los matrimonios.

Como si fuera poco, las virtudes que siempre creí (ingenuamente) chilenas se han disuelto. Poco o nada queda de la seriedad, de la elegante austeridad. No te imaginas como aborrezco los programas de baile, las animadoras con joyas, la pintura recargada, los autos gigantescos, el tono gritón, las luces de neón, los casinos, los restobares, el nuevo barrio alto, los artículos sobre DJs ABC1 y las zapatillas infladas y brillantes.

Sufro, sufro, sufro con las niñitas en los comerciales con brillo en los labios, boca semiabierta, promocionando una multitienda. Sufro con las multitiendas y sufro con el deber de comprar mil prendas durante el año.

Sufro con la horrorgrafía del chileno medio y del no tan medio, con la cultura desechable, con la Pepsi y el McDonalds, con el 98% de los programas de televisión, y con los políticos incapaces de hilar discursos coherentes.

Sufro con la actitud de algunas minas tipo “no me importan los hombres pero me mato en el gimnasio igual, olvidé como sabe otra cosa que no sea lechuga, uso escote hasta el ombligo y coqueteo hasta con el basurero” y con la actitud de algunos hombres tipo “mi vida está completa con mis amigos, el play, mi buena pega, mi auto y, de vez en cuando, una minita para pasar el rato”.

Sufro, para terminar con la predicación de moralina, con los curas añejos, con las editoriales de los diarios, con la UDI, RN, la DC, el PPD y el PS, con jóvenes por la vida y con Endesa.

Antes de que me digas el famoso por qué no te vas, te lo contesto solita: no me voy porque no puedo. Por ahora.

miércoles, 6 de junio de 2007

La "des-cualificación" de los objetos

Hoy, subiéndome al metro, vi un objeto en el suelo.
Era redondo, plano, una delgada capa de metal. Tenía agujeritos simétricos en todo su cuerpo, me recordó un reloj, un vitral, una pieza de jueguetes. Lo vi tan sólo unos segundos antes de bajar la escalera. No lo recogí. Ni siquiera paré.
Era un objeto hermoso, objetivamente hablando. O bueno, quizás no hermoso, pero nadie podría decir que era feo. No, nadie podría decir que era feo.

Estaba tirado en la calle, sin que nadie le prestara atención. Hubo un tiempo en que los indígenas de este continente se maravillaban con trozos de vidrio de colores. Hermosos objetos también, debo decirlo.

Al primer CD que me compré lo acaricié, literalmente, durante horas y días.
Cuando los discos vírgenes bajaron la barrera psicológica de los 1.000 pesos, lo perdí.